Conociendo al Pozo azul con amigos de Travesía al Natural.

 

   Desde hace tiempo ya había oído hablar sobre Travesía al Natural, un grupo dedicado al excursionismo y actividades al aire libre, sin embargo, no había tenido oportunidad de conocerlos e interactuar con ellos, hasta que por motivos laborales se presentó la oportunidad al dictarles el taller titulado: Características básicas para identificar serpientes venenosas en Venezuela (con énfasis en el Parque Nacional Henri Pittier) en el taller tuve el gusto de interactuar con algunos de sus integrantes, entre anécdotas “culebreras”, comentarios y risas todo fluyó con normalidad y camaradería, de hecho hasta hicimos un par de fotos grupales, desde entonces, los sigo a través de Instragram y mantengo comunicación con algunos de sus muchachos a través de whatsapp. Navegando en Instagram, pude ver la promoción de la excursión a Pozo Azul (ya había escuchado de ese lugar y estaba en lista de actividades pendientes) organizado por el Grupete Travesía al Natural, me comuniqué con algunos integrantes del grupo para saber los detalles y di con el número del responsable de la actividad para solicitar información al respecto y estar en comunicación hasta el día de la actividad.

Parte baja del Pozo Azul.

   El día inició muy temprano a las 4:30 la paraulata y el cucarachero ya habían iniciado la faena, a lo lejos unos alcaravanes dieron su alerta, la Bioalarma siempre activa, ya estaba despierto revisando lo que llevaría para la excursión, el punto de reunión fue el terminal de pasajeros, tenía que estar ahí entre las 6:00 y 6:30 am (ya que se maneja un cronograma en este tipo de actividades), en vista de la hora y el inicio de las actividades del transporte urbano decidí ir al punto de encuentro en bicicleta y así estirar las piernas  y calentarlas para el recorrido por su puesto, activando la aplicación Relive para marcar e trayecto, en este punto, hice 7km en bicicleta.

Amanecer desde la Av. Universidad 5:45 am.

   Una vez en el punto de encuentro, saludar y notificar que iría a guardar la bicicleta, de regreso me encontré con más participantes de la actividad, una vez que saludé al responsable de la actividad fui a recibir el brazalete de identificación, en esta ocasión mi compañera de ruta por casualidad fue @fabiolaborregales, amiga y colega, transcurrido unos minutos, abordamos la unidad de transporte que nos llevaría a nuestro destino, en esta llenamos el listado de asistencia y del viaje, nos organizamos y arrancamos.

Iniciando el recorrido.

   El viaje transcurrió con normalidad, buena música, y cada quién disfrutando de la experiencia, charlando y conversando alegremente, así transcurrieron unas 2 horas y media aproximadamente, el poblado de Tinaquillo (Estado Cogedes) ha cambiado considerablemente, pues la última vez que estuve ahí fue en mis viajes al Estado Mérida haciendo autostop, es decir, pidiendo cola cuando estaba en los scouts y ya era rover a los 17 años de edad (hice este viaje ida y vuelta 17 veces durante mi etapa de rover). Luego de un breve desvío ubicando la ruta con dirección a Valllecito, en el camino pude recordar y casi que oír decir a mis amigos del llano: “El verano ta’ juerte compai” al ver algunos potreros en el trayecto,

Potreros de pastoreo de Ganado.

   Llegamos al punto de estacionamiento, la entrada al sendero para ir a pozo azul -la aplicación Relive marcó 110 km desde el terminal de pasajeros hasta la entrada del sendero- transcurridos los minutos, nos organizamos para la típica foto-video grupal, escuchar algunas indicaciones y dar inicio a la caminata (9:15 am), la cantidad de personas era impresionante, en grupos, solos o en pareja arrancamos rumbo al Pozo Azul (esto me recordó aquella competencia televisada en otrora Ecochallenge) estimo que estuvimos unas 200 personas aproximadamente.

Iniciando el recorrido.

   En el trayecto, pude observar que al saludar a algunos lugareños sentados en sus banquitos y sillones saludaban con la mano y sonriendo, mientras que otros solo miraban aquella masa de gente con desinterés -supongo que no habían tomado café (es una broma)- pero mi experiencia me dice que para ellos, solo son gente que va a dejar basura camino al Pozo azul, lo cual pude confirmar durante el recorrido: envoltorios de caramelos, chupetas y el típico palito de plástico, cementerio de suelas/zapatos, envases de plástico del tigrito, Golden, Glup, tapas de refresco, una que otra botella de vidrio, restos de papel sanitario, en fin, huellas de lo que llamo turismo irresponsable, como siempre hago, cada vez que me conseguía algo de basura lo colectaba y directo a mis bolsillos, otras personas me miraban con desprecio, se reían o simplemente no comprendían mi acción, sin olvidar la falta de señalización con sitios para recolección de basura o mensajes de conservación.  

Los populares Crocs dejados a su suerte.

   Mi compañera de ruta venía conversando sobre el nivel de intervención antrópica del lugar, desde luego, la vegetación circundante era secundaria con parches de bosque seco tropical (lo que asumimos fue en su momento), una chicharra llamó mi atención y luego de unos segundos pude localizarla y como de costumbre su respectiva fotografía para no perder la costumbre, las guacharacas también se hicieron escuchar con su respectivo canto.

Chicharra (Hemiptera: Cicadidae) macho realizando el llamado
a las hembras para aparearse.

   Continuamos el recorrido, prácticamente en una sola fila debido a lo angosto del camino y otras veces disperso, pude escuchar algunas quejas por diversas razones: polvo, sol, calor, trayecto, y algunos “alaridos-silbidos”  supongo que para comunicarse entre varios muchachos y desde luego el típico Japonés, así llegamos al primer paso del río donde muchos cruzaron sin quitarse las botas o sobre las piedras quizá lo hicieron por ser parte de la aventura, adrenalina o mal humor, pero no hay nada más desagradable e incomodo que hacer caminatas con los pies húmedos y agrietados por humedad.

El paso del río compai...

   Tal y como en todo paso de río, ahora a subir la segunda montaña, el sol ya se había manifestado con mayor intensidad, eran las 10:05 am cuando miré el reloj, la vegetación de este sector, aunada a la temporada seca fue víctima de incendios forestales, luego de un largo trecho de ascenso, comenzó el descenso, desde lo alto pude divisar un riachuelo de corriente lenta que con el paso del tiempo pude verlo  y caminar junto a él, la ictiofauna (peces) estaba presente vi peces similares a sardinas de río con la cola roja (actualmente buscando la literatura para dar con la especie) y otro paso del río nos indicó que ya estábamos cerca, pues a mano izquierda vi una especie de caney y algunos caballos, mulas y burros estaban ahí con sus dueños dando los buenos días y la bienvenida, así como también ofreciendo sus servicios de transporte para el retorno (5 dolares o su equivalente en Bolívares), la guía de nuestro grupo hizo un llamado para que la siguiéramos.

El 2do paso del río, Pozo azul es por ahí pa'riba compa.

   El camino continuó pero a través del bosque de galería, la cobertura vegetal dio suficiente sombra para hacer más agradable la caminata, íbamos entre los primeros grupos para llegar al destino pautado, por su puesto, en mi mente ya estaba haciendo una caracterización de la herpetofauna y conversando con mi acompañante de ruta sobre la fragilidad del ecosistema producto de la intervención antrópica. Se hicieron las 11:00 am cuando llegamos a la base del Pozo azul, siendo un pozo más pequeño que el mencionado anteriormente, decidí permanecer ahí y no subir al siguiente pozo como tal, pues un leve dolor de riñón me dijo “hasta aquí” y así observar el entorno y algunas caras largas bien sea por agotamiento o decepción, no lo sé.

Parte baja del Pozo Azul.

   Mientras observaba el entorno y estaba comiendo no faltó la corneta “Blu tuu guai fi os rilen to send…” portátil con aportando contaminación sónica (que no duró mucho tiempo), el olor a cigarro combinado con el de fogata y quizá la presencia de una bebida espirituosa, como siempre el anti turismo y la falta de seriedad con sensibilización ambiental (respeto los gustos y maneras de diversión de las personas pero hay escenarios/espacios para todo), inmerso en mis ideas pude pensar en varios aspectos: ¿Pozo Azul está bajo la figura de Parque, Monumento Natural o zona ABRAE?¿Cuál es la capacidad de carga del lugar?, ¿Existen programas de educación ambiental para lugareños y turistas?, ¿Hay inventarios de biodiversidad?, ¿Hay estudios sobre el impacto ambiental en la zona? estas y otras cuestiones las estaba analizando, como de costumbre mi vena científica y docente trabajando en conjunto, al mirar atrás venían llegando más personas, una de las muchachas de Travesía al Natural escogió un buen lugar y nos invitó a mi compañera de ruta y a mi acercarnos y conversar.

   Así transcurrió un largo rato, nuestra amiga Belkis de Travesía al Natural estaba disfrutando del agua y yo contemplando el entorno y conversando con mi acompañante, a la tertulia se unieron dos muchachas de Acarigua Estado Portuguesa, así pasamos el rato, incluso a una de ellas le hice unas cuantas fotos con su teléfono celular, intercambiamos redes sociales para no perder la costumbre y tener contactos en otras entidades del país. Al rato llegó Belkys con su pareja para almorzar, luego del almuerzo, el acompañante de Belkys comenzó a arrojar trozos de pan al agua y los peces estaban alborotados, hice un micro con la cámara deportiva.

   Al mirar el reloj marcaba la 1:00 pm, la conversa seguía en su apogeo y las personas disfrutaban del lugar –yo seguía mirando el entorno reflexionando sobre aquellos planteamientos que comenté anteriormente- las muchachas de Acarigua sacaron a relucir una bolsa de cotufas (primera vez que veo 1 kg totalmente preparado) era la bolsa infinita, pues por más que estuvimos comiendo no se acabó. Entonces, Georgette otra de las muchachas de Travesía al Natural se acercó y sugirió ir bajando para disfrutar de la tranquilidad de otros pozos, por lo que sugerí a mi acompañante de ruta aceptar la sugerencia, así podía hacer algunas fotos y observar la biodiversidad con más “tranquilidad”.

Haciendo algunas fotos al ecosistema foto cortesía @fborregales

Sucesión foliar.

   Mientras comenzamos el descenso, nos detuvimos en un punto para hacer fotos, al mismo tiempo la tertulia sobre la fragilidad del ecosistema seguía y viendo nuevamente el reloj sugerí a mi acompañante emprender el retorno ya que era largo y desde luego en multitud no era adecuado, ya que por la hora el sol estaba en su punto perpendicular y las sombras eran escasas (lo cual pude detallar al inicio del recorrido) así que dimos inicio al trekking a las 2:15 pm ajustándonos al horario de regreso sugerido en la actividad, no sin antes hacer unas fotos a unas flores de la familia Cleomaceae en un pequeño claro en medio del río, por lo que pude investigar uno de los nombres comunes de esta flor es “Alelí” y desde luego, se sumó al proyecto fotográfico que comenté en el post anterior. 

Flor de la Familia Cleomaceae.

   El ascenso estuvo a paso lento pero seguro, con breves periodos de descanso típicos de este tipo de actividades, teníamos suficiente hidratación así que estuvo tranquilo sin olvidar las caricias del sol, las cuales se hicieron sentir, llegamos a una curva donde hay una finca-campamento que ofrecía helados y dulces a precios solidarios, por lo que sin dudar optamos por un par de helados de Papelón con Limón –apoyando a la economía local- los helados estaban en el punto exacto, luego del merecido descanso continuamos el ascenso según mis cálculos estábamos “ahí mismito” recordando esa frase en expediciones anteriores.

El helado de Papelón con Limón para refrescarse.
   El último trayecto estuvo congestionado, ya que muchos de los viajeros nos alcanzaron, algunos a pie y otros a caballo-mula, algunos agotados y otros aun enérgicos, mi acompañante de ruta se topó con una serpiente muerta en el camino que no tuvo oportunidad ya que le habían dado un machetazo se trataba de una serpiente alacranera Sthenorrhina degenhardtii. Al divisar los autobuses, vimos un letrero atractivo en una casa: HELADOS por lo que sin dudar fuimos a probar los de Parchita que estaban buenos, pero los de Tamarindo estaban muy buenos, así transcurrió la tarde comiendo helados y mirando a los excursionistas llegar a comer helados. Nos reagrupamos, tomamos papelón con limón, abordamos los buses y retornamos a nuestra ciudad de origen, pues ya eran casi las 6:00 pm.

Listos para retornar.

   Ahora bien, quiero agradecer a los muchachos de Travesía al Natural por la invitación al Pozo azul, espero poder participar en futuras actividades del grupete.

Postal de despedida.

  A modo de reflexión, sin lugar a dudas Pozo Azul es un lugar impresionante, pero al mismo tiempo es ecosistema frágil gracias a la actividad humana, desconozco si está protegido bajo alguna de las formas jurídicas del MINEC o si hay estudios que indiquen la capacidad de carga de este lugar, inventarios de biodiversidad y estudios de impacto ambiental por lo que hago un llamado de conciencia a sus visitantes, grupos de excursionismo y operadoras turísticas “serias” a reforzar la educación ambiental en la comunidad así como a los visitantes bajo el enfoque de turismo sustentable de verdad, recordemos que la educación ambiental es la base de la conservación de la biodiversidad y de estos espacios que brindan esparcimiento recreación a los visitantes y al mismo tiempo coadyuvar a la economía local bien sea contratando los servicios de transporte con animales de carga o comprando el papelón con limón, los helados y demás productos ofrecidos por los lugareños.

   Tal vez habrán personas que difieran o no en la reflexión, así como también la apoyen, cuestionen o ignoren, es necesario la conservación de nuestros ecosistemas, biodiversidad, ciudadanía y sobre todo mantener el sentido de pertenencia sobre los recursos naturales de nuestro país, recuerda muchos obtienen ingresos mediante este tipo de actividades, esto va a depender de ti como guía, turista, y ciudadano.

Profesor de Biología, naturalista, aprendiz de Fotografía y Zoología con énfasis en la Diversidad Biológica Venezolana.