Cambios y rueda: Fallas mecánicas, pero no físicas.

   Minutos antes del alba, ya estábamos en un punto de encuentro para comenzar la ruta, la noche parecía interminable, solo el despertar de la avifauna urbana nos dio una idea de la hora de partida, dando la espalda al amanecer dimos inicio al recorrido para llegar al segundo punto de encuentro, la alcabala cuya carretera atraviesa al Parque Nacional Henri Pittier para así llegar al Municipio Costa de Oro, el destino lo marcaba cada pedaleada en el camino.

 

 Así comenzó la segunda actividad con las Mandarinas, desde luego, respetando el protocolo de seguridad del COVID-19, luego de saludar y esperar unos minutos, comenzó la ruta, sin embargo, algo andaba mal, y a pesar de notarlo en el trayecto plano lo traté de ignorar, más adelante se manifestó abiertamente, nuevamente la rueda trasera de la Darkbike, volvió a presentar la falla anterior y para colmo se “supone” que fue corregida durante la semana, aun así me tomé mi tiempo para no ir tan apurado ni atrasado –reflexionando sobre no atrasar al grupo principal-, aunque fue inevitable, si bien es cierto que cada ciclista va desarrollando su técnica, estilo y tiempos de marcha, debo reconocer una vez más que para mí esta es otra actividad al aire libre que se anexa a las que ya practico con regularidad desde hace unos años, por lo que la practica me permitirá alcanzar los niveles más óptimos para mi desempeño.

   Ahora bien, ¿Para qué describir lo que pasó en el trayecto? En resumen, pedalear y la bicicleta chirrear, y la biodiversidad admirar (salió un verso sin esfuerzo). A los lejos, los Araguatos vocalizaban, pero como no estaba apurado, tome un poco de agua, y continué pedaleando hasta que decidí bajarme de la máquina y caminar otro trayecto, desde luego estaba en compañía de otra Mandarina que también decidió caminar, hacer unas fotos rápidas y así volver a pedalear, llegando a la Neverita,  las Mandarinas y otros ciclistas estaban admirando un grupo de Araguatos, tomamos un descanso, nos hidratamos hubo un compartir de golosinas y Panquecas –muy buenas por cierto-.
   Seguí pedaleando, pero la falla se hizo más evidente, así que decidí bajarme de la bicicleta y caminar, disfrutar del viendo descendiendo por la ladera norte, mirar el paisaje, hacer alguna que otra foto y desde luego disfrutar del canto de las aves que daban sus “bienvenida” o quizás “burla” no lo sé, desde luego seguía en compañía de la Mandarina que también decidió caminar, así que en el trayecto, una vez más el rol docente y ADN de investigador se manifestaron para conversar un poco sobre la biodiversidad a nuestro alrededor, el Sapito Niñera vocalizó, y alegremente compartí el origen del nombre común de esa especie de anfibio, así como la Paloma Turca que también se hizo presente a través de su canto, y desde luego, loros y guacharacas. Hubo algunos sectores del trayecto que me detuve para tomar agua e hidratarme y desde luego ver algo interesante para fotografiar, luego de la neverita, ya saben, pedalear chirrear, caminar y reflexionar hasta llegar al Restaurant Rancho Grande, ahí nuevamente, hidratación, tertulia y la foto grupal, ya estábamos cerca de la Estación Biológica y la idea de llegar hasta allá y manifestar al grupo que no continuaría el recorrido estaba dando vueltas en mi cabeza. Así que el ultimo pedacito del recorrido y el ¡Go, Go, Go! Se hizo presente.
  El retorno es otro nivel, la adrenalina se disparó ante el descenso, entre la velocidad máxima alcanzada (51,1 KM según la aplicación Relive) y frenando constantemente para no abusar de la máquina, y la rueda trasera, el viento, las aves dando ánimo y en mi cabeza alguna buena rola acorde a la adrenalina: System of Down, Static X, MetallicA, entre otras. No está de más citar, lo afortunado que soy al evidenciar los tesoros de la naturaleza y tener esos encuentros cercanos con mastofauna en la carretera, sin embargo, esto es otra historia que contar. Ahora bien, Te preguntarás ¿Cuáles son las fallas de la negra? En resumen: Rueda trasera –hay que desarmar y verificar, eje, bocina, etc. y por otro lado, los cambios de velocidad atascados, en el último trayecto plano fui remolcado por otra mandarina, a quien doy gracias por eso. Ya para concluir finalizo con una reflexión: Conozco mis limitaciones físicas, hoy conocí una parte de las mecánicas. Esperemos que para la próxima rodada, la negra esté ¡lista!

  Un sonido particular emanaba la rueda trasera, similar a una chicharra de metal, sin embargo continué pedaleando hasta que en una curva del trayecto otro colega ciclista que ya tuve oportunidad de conocer anteriormente se acercó a darme una mano y tratar de solventar, sin embargo, así fue pero de manera momentánea, el sonido “chirriante” cada vez más intenso roncaba en la rueda trasera en cierto punto de la circunferencia, otras curvas más adelante nos pasó un grupo de ciclistas y casualidad otro colega los reconoció y pidió el favor de hacer una revisión rápida y algunos ajustes para continuar la marcha, que por cierto, la asesoría estuvo muy buena - aprovecho para agradecer a todos los riders que me ayudaron a resolver en todo el recorrido-, hasta llegar a Guamita, ahí todo el grupo me recibió con buen ánimo y apoyo moral el cual agradezco, luego de las fotos grupales y por su puesto otra revisión de la rueda y desajustar el freno trasero, nivelar el asiento ya que estábamos subiendo, decidimos seguir al otro punto de descanso  la Neverita, en el Mirador nos detuvimos para hacer una corrección del asiento de una de las Mandarinas...

  Llegamos a la entrada de la Estación Biológica, la cual permanecía cerrada, luego del Brake, risas, tertulia Cheese tree y un dulce de lechosa –muy bueno por cierto, gracias totales a quien lo compartió- me senté a evaluar nuevamente la situación de mi máquina, supe que a otro pana ciclista antes de llegar a la estación también tuvo unas fallas con su bicicleta, pasados unos minutos, volvimos a coincidir nuevamente con el colega mecánico que me ayudó a solventar la situación ya venía bajando y se detuvo a conversar y coordinar para llevar a la negra al taller, tomé la decisión de retornar  así que les comenté a las Mandarinas que continuarían mi intensión de regresar y no abusar de la bicicleta, aunado a  no ser una carga-retraso para el grupo.

Profesor de Biología, naturalista, aprendiz de Fotografía y Zoología con énfasis en la Diversidad Biológica Venezolana.