Excursión al Topo Gárate (2da parte).

  Día 3

    Eran las 4:10 am cuando un fuerte viento sacudía la carpa, con tal fuerza que parecía que la arrancaría de los anclajes, esta situación me hizo recordar cuando acampé –hace años atrás- en Fila del Ávila, Lagunazo y en la base del Pico Naiguatá, sin embargo, debo admitir que en esta ocasión el viento soplaba con mayor intensidad, por no hablar de la temperatura típica de este clima de montaña en la cual me sentía a gusto, solo faltó el chocolate caliente para no perder la costumbre.

   Por otra parte, los Biopanas seguían inmersos en el sueño recuperando energías producto de la travesía del día anterior y los habitantes del lugar en sus hogares acostumbrados al clima durmiendo cómodamente y abrigados hasta la mente, como ya estaba despierto (ya es una costumbre) decidí tomar nota en mi libreta de campo de los detalles, comentarios y experiencias de la tertulia ofídica de la noche pasada, entre cada pausa durante la escritura revisaba las fotos del primer día, para documentar la experiencia y redacción del post anterior hacia la casa del canalero y retornando por la pica Chacón lo cual terminó siendo una especie de “vuelta a la manzana” todo el recorrido.

En la libreta de campo se toma nota de todo lo observado.

   El reloj marcaba las 4:55 am mientras el fuerte viento soplaba y la famosa garua (leve lluvia producto de la neblina) se manifestaba escribía los apuntes, ya estaba tratando de discernir la siguiente ruta que estaba por venir. En este sentido, estaba limpiando el equipo de fotografía, es decir, sacudiendo el polvo del día anterior y mirando las pocas fotos que hice y pensando en documentar en video la tertulia ofídica del día, por lo que me limité a acostarme y pensar en las posibles preguntas a plantear a uno de nuestros guías y documentar la travesía en video y fotografía, por lo que volví a quedarme dormido, hasta despertar a eso de las 7:00 de la mañana.

Amanecer del 2do día de campamento.

   Doña Julia se había adelantado con el desayuno que nos había preparado, unas arepas fritas en fogón rellenas con mantequilla y queso hechas con el corazón, acompañadas del tinto calenturiento delatado por el humo pero tibio en el paladar (posteriormente sentiría la molestia por la quemadura) solo faltaba tomar los morrales para caminar junto al viento, pues la garuita se intensificó en ese momento, un familiar de Doña Julia pasó en su vehículo 4x4 y nos saludó muy atento. Luego de una breve conversación, nuestros guías hicieron su recomendación minutos antes de entrar a la acción Mateo se unió en esta ocasión para así dar inicio a la excursión. Seguía garuando a medida que estábamos caminando en la carretera de tierra arcillosa la cual estaba húmeda y resbalosa con una leve pendiente caminando atentos a cualquier resbalón para evitar cualquier incidente quizás una fractura o hasta perder un diente.  

El camino de tierra arcilloso.

   Ya avanzado unos metros en el recorrido, escaneado con la mirada cualquier movimiento en la hojarasca, conversando con mis acompañantes y pendiente de no resbalarme, pude encontrarme una cría de pequeña serpiente agonizante, que estaba justo en las huellas recientes dejadas por un vehículo 4x4, en ese instante recordé al que vimos minutos antes. Al llegar, nuestros guías entablaron un mini dialogo:

 Eleuterio: ¡Es una viejita!

 Mateo: -No, no, esa es una Tigra.

 Eleuterio: -No chico, la Tigra no es esa, mira las pintas…

 Mateo: -Es la Montañera, es venenosa igualmente.

 Eleuterio: -Esa es la rabo e’ candela cuatro narices.

   En ese instante, citaron varios nombres comunes para identificar a la serpiente agonizante (lo cual coincide con otras zonas del país donde he estado, el tamaño y color del ejemplar influye directamente en el nombre común a pesar de las diferentes opiniones entre los lugareños), se trataba de una Tigra Mariposa / Bothrops venezuelensis la cual fotografiamos para nuestros registros y continuamos caminando.

Tigra Mariposa / Bothrops venezuelensis juvenil (foto de referencia).

   Ahora bien, continuando con el relato no estuvimos mucho tiempo documentando el registro pues aún faltaba camino para rato y así llegar a nuestro destino. Llegamos a una curva cerrada, del lado izquierdo descendía una quebrada, para mi sorpresa era el camino de ascenso hacia la cascada llamada la Chorrera y del lado derecho el camino arcilloso serpenteante continuaba. Nos detuvimos unos minutos para observar una orquídea en la rama de un árbol caído.

Orquídea del genero Balbosella

   Eleuterio tomó la delantera para iniciar el recorrido, nosotros en medio y Mateo al final de la fila, nuevamente un canto familiar volví a escuchar, el Sapito niñera / Mannophryne sp., vocalizando desde su escondite entre la vegetación, las aves también intensificaron su canto, algún colibrí volando. Mientras tanto yo conversaba con Mateo quien me comentaba sus observaciones de la biodiversidad, entre las que resaltó:

   “Hace poquito, el año pasado yo venía bregando por este sendero y en aquel tronco caído vi un Gavilán comiéndose a una Tigra grande, esa bicha le tiraba y el gavilán no le paraba, ya estaba lista, no tenía vida, en lo que me vio se jue volando por ahí por esas ramas de allá y no lo vi más, no escuché el aleteo, como uno escucha a las gallinas o gallos. Eso sí, era un bicho grandecito, marroncito, alas oscuritas con un peinado negro y pecho con pintas medio blanco…” (Lima, obs. pers. 2021).

   Este fascinante relato concuerda con el comportamiento de las aves rapaces cuando se perchan en alguna rama para comer y se van si se sienten perturbadas ante la presencia de algún agente agresor/distractor y la hablar de la descripción se asemeja a la del Águila de Penacho / Spizaetus ornatus, luego del relato continuamos caminando, y escaneando el sustrato y atento al paso de río.

Un paisaje hermoso.

   El sendero poco a poco se internaba entre la densa vegetación, sorteando pequeños barrancos y árboles caídos recientemente donde pudimos observar bromelias, de pronto el sendero se tornó empinado, al detenernos pude notar que estábamos en una zona con plantas de café… “Esto jue una hacienda cafetalera hace añacalates, pero ya falta poco falta poco” comentó Mateo. Continuamos caminando en silencio, cada quien inmerso en sus pasos siguiendo a Eleuterio con su parsimonia al andar hasta que llegamos a un sector llamado la “Plantilla” donde un árbol conocido como Higuerón / Ficus sp., el cual creció sobre una gran roca llegando a cubrir gran parte de ella –mis estimaciones sobre su altura superan los 30 metros fácilmente-, algo que comentaron nuestros guías es sobre una protuberancia cuyas líneas y formas dan la impresión de “ver un animal o persona” de perfil dependiendo del ángulo donde se observe (La Pareidolia es un fenómeno psicológico que nos hace ver formas “reconocibles” como rostros, animales, en objetos, grietas, manchas, sombras, nubes, entre otros estímulos gracias al funcionamiento de nuestro cerebro), desde luego, bajé hasta la base para tratar de fotografiarlo.

Ejemplar de Higerón / Ficus sp. de más de 30 metros de altura. Foto © Biomavoelger

Protuberancia del árbol vista desde el sendero en contrapicado.
Parece cualquier cosa: una vaca, una danta, pero parece un animal.

   Luego de fotografiar el ficus y buscar formas, estuvimos unos minutos contemplando el paisaje, de igual manera seguí descendiendo unos metros con Eleuterio, buscando entre las raíces y oquedades del lugar algún animal “de sangre fría” durmiendo ya que el clima estaba nublado sin embargo no tuve éxito, regresamos para compartir nuestras apreciaciones y revisar entre la vegetación e iniciar de nuevo la caminata.

La ruta atraviesa un pequeño cafetal de una hacienda antigua.

   Ya falta poco, una subidita, luego la bajaita, una curvita, subidita leve y ya está, llegamos a la chorrera comentó Mateo, lo cual me hizo pensar que es un equivalente al famoso “ahí mismito” del llano y también dicho por mis amigos de Polvorín, Cuyagua, Cata, Choroní.

A pocos metros de la cascada.

   Pasaron varios minutos de caminata, sin embargo debo admitir que la descripción de Mateo fue acertada, no obstante la garuita había vuelto y esta vez con mayor intensidad, desde luego gracias a la cobertura del dosel del bosque se sentía con mediana intensidad y aunado al sonido emitido por la cascada esta era imperceptible, igualmente apuramos el paso y llegamos a la majestuosa cascada, con un pozo de poca profundidad en su base, realmente no estuvimos mucho tiempo, ya que una llovizna se instaló y por nuestra seguridad retornamos a una parte alta para escampar, en una pequeña cueva para conversar, comer un bocadillo y regresar.

Cascada La Chorrera.

   El retorno fue a paso ligero, aunque quise darme un chapuzón primero, sin embargo con la llovizna y por seguridad no era lo mejor, nuestra seguridad primero, nuevamente, cada uno inmerso en sus pensamientos y recuerdos disfrutando del concierto del bosque, al retomar nuevamente la carretera de arcilla compartimos algunas palabras sobre nuestra experiencia aunado a que el hambre ya nos hacia un llamado de conciencia (risas).

Encuentro con la Tigra Mariposa…

   Doña Julia nos esperaba con su sonrisa y parsimonia, al igual que sus nietos y demás familiares, quienes al vernos llegar nos recibieron con calor fraternal, nos sentamos a conversar sobre el recorrido y lamentando el encuentro con la cría de la Tigra Mariposa juvenil arrollada. Segundos después, Gerardo conversaba con un niño que manejaba su bicicleta en la montaña, mientras yo estaba escuchando la conversación miraba la relación de cambios en la bicicleta la cual estaba en la velocidad necesaria para subir, de pronto el niño se fue manejando siguiendo el camino hacia su casa y regresó gritando:

! Una Tigra, una Tigra, vengan es grande!

  Mientras los otros niños agarraban a los perros, miré a Gerardo y salí corriendo inmediatamente a toda velocidad por la pendiente hasta divisar a la serpiente y efectivamente era una Tigra mariposa / Bothrops venezuelensis, adulta extendida en el camino, inmediatamente con el gacho culebrero hice las maniobras para que el animal centrara su atención en mi al tiempo que llegaba Gerardo a asistirme, Margareth documentando la situación y los adultos manteniendo a raya a los más pequeños, antes de la colecta hicimos algunas fotos.

Rescate de Tigra Mariposa, registro fotográfico para su ubicación

   Una vez colectado el ejemplar pude notar que el acontecimiento llamó la atención de grandes y chicos, teníamos público observándonos, luego de asegurar correctamente a la Tigra Mariposa en el saco de tela asistido por uno de los nietos de Doña Julia y Gerardo no se hizo esperar otro conversatorio sobre serpientes después del almuerzo.

Una vez colectado el ejemplar se aseguró el espacio para su traslado y liberación

   Luego del alboroto, Doña Julia nos ofreció un plato de sopa hecha en fogón, la sopa estaba muy buena y humeante pero al tacto no parecía y las consecuencias las sentiría más adelante, la sopa estaba muy buena, pasaron otros minutos y Gerardo sacó la ración de almuerzo para reponer fuerzas.

Teníamos que reponer energía.

   Ya antes de desmantelar el campamento, teníamos la conversación culebrera pendiente la cual entró en acción, aclaramos dudas e información sobre el que hacer ante el encuentro con una serpiente –para nadie es un secreto que en zonas rurales el ser humano y las serpientes son enemigos naturales- incluso tuve la oportunidad de entrevistar a Odilio nuestro primer guía y encargado del transporte, nos explicó sobre el tratamiento y uso de la contra cuando una serpiente muerde a un habitante de Gárate (video actualmente en edición y proyecto educativo).

   Una vez que organizamos todo, nos despedimos de Doña Julia y su gente con un sentimiento de nostalgia ante tanta calidez humana y calor familiar con la cual fuimos recibidos y consentidos, pues esperamos muy pronto volver para seguir compartiendo con la familia Lima y seguir educando hacia la conservación de nuestra biodiversidad.

Profesor de Biología, naturalista, aprendiz de Fotografía y Zoología con énfasis en la Diversidad Biológica Venezolana.