De vuelta a Pozo Azul con la Manada.

   Recientemente escribí un post donde narré mi aventura hacia Pozo azul, ya lo conocía a través de redes sociales y grupos de excursionismo que los promocionan en sus actividades, desde entonces tuve la curiosidad por conocer ese lugar y gracias mis amigos del “Grupete” Travesía al Natural, en esa oportunidad no logré ascender y conocer el pozo como tal...Sin embargo dejo el enlace ¡Aquí!

   Al hablar de la Manada quizá te imagines un grupo de hienas, leones, lobos o chigüires como estamos acostumbrados a ver en documentales de TV. No obstante, desde sus orígenes los he estado siguiendo por redes sociales y hemos coincido en algunas actividades (laborales en mi caso). La Manada es una agrupación de Ecosenderistas que ha causado impacto entre sus actividades: senderismo, ciclismo, motociclismo y manada kids (corrígeme si estoy equivocado Ferichelli) también realizan voluntariado en el Parque Nacional Henri Pittier y otras actividades relacionadas con la conservación de la biodiversidad del país, en resumen: Gente buena, carismática y comprometida con lo que hace.

   Para dar inicio al relato, esta actividad ya había sido planificada y mi participación en ella fue por casualidad mi amiga @eukarysgl me comentó sobre ella y de una vez le pedí el favor de hablar con los organizadores para apartar mi cupo y así fue, transcurrieron unos días, crearon el grupo de Whatsapp donde dieron las indicaciones necesarias y como es costumbre la cuenta regresiva.

   ¡Llegó el día esperado! La alarma sonó a las 3:00 am, un Alcaraván se escuchó en la lejanía, así que comencé a organizar el morralito de campo para la actividad: comida, navaja multiusos, paracord, linternas, libreta de campo y la cámara, previamente habia acordado con @eukarysgl para encontrarnos a la 5:00 am y partir en bicicleta hasta el punto de encuentro, por su puesto, activando la aplicación Relive para no perder la costumbre.

Teatro de la opera de Maracay, 5:10 am.

   Una vez que llegamos el punto de encuentro, saludar a los muchachos fuimos a guardar las bicicletas para retornar y esperar el bus, el cual llegó justo a tiempo según el cronograma pautado, en el trayecto hicimos varias paradas buscando a mas integrantes del grupo antes de ingresar a la autopista.

    El trayecto fue normal, cada quien en lo suyo, tertulias, risas y camaradería desde el primer momento hasta llegar a Tinaquillo Estado Cojedes, donde otro de los panas @tufoto74 hacía funciones de copiloto-navegador para ubicar el camino hacia Vallecito-La Pica, sin embargo, un baquiano que iba en bicicleta sustentó la información, por cierto, le dimos el empujón y continuamos el recorrido hasta llegar a la entrada del sendero.

Foto cortesía de @lamanadaunete

   Una vez que descendimos del bus, organizarnos como grupo nuestro capitán de ruta hizo ejercicios de calistenia y estiramientos antes de iniciar la caminata –esto es importante en toda actividad deportiva, ya que se reduce contraer calambres- entre risas e indicaciones inició el trekking.

Iniciando el recorrido, equipo amarillo.

   El sendero había cambiado, es decir, con el inicio de las lluvias la vegetación frondosa e impresionante, el verde inundó el trayecto que conocí en el viaje anterior. Durante el trayecto conocí a “Chiqui” quien fue mi compañerita de ruta durante gran parte del trayecto, una niña brillante con gran potencial y curiosidad por aprender, conversamos de todo un poco: sobre la vida del bosque, aves, hormigas e incluso estuvo ayudándome a recoger desechos, hasta llegar al primer paso de río y un trayecto más donde nos separamos.  Algunas muchachas se adelantaron unos metros esperando a algún líder de grupo, luego de hacerle señales al capitán de ruta, inicié el recorrido como guía de ese grupo (bendito entre todas las mujeres) hasta llegar al último paso del río esperar unos minutos para reagruparnos y continuar hasta el pozo azul.

   Una vez en la base del pozo, estuve reflexionando unos minutos para ascender al pozo azul a través del “puente” un árbol caído, húmedo y tan resbaloso como jabón azul en remojo (en el relato anterior expliqué las razones por las cuales no subí) estuve viendo como las personas subían en medias, descalzos o con zapatos.

Muy alucinante el pozo azul.

   Al final decidí subir descalzo para “más seguridad” en un momento del trayecto tuve un mínimo resbalón por lo que el instinto de supervivencia fue: activar el modo gato… Cuando me sentí seguro volví a incorporarme y escalar el pequeño risco donde tuve una vista aérea del pozo, ahí permanecí unos minutos @eukarysgl compartió una rebanada de pan de pavo (ojo no es el ave), es un pan dulce con relleno de color rojo (desconozco su composición) así permanecí un rato, haciendo algunas fotos-videos admirando el entorno, realmente el pozo azul tiene merecido su nombre, es ¡alucinante! Como mirar una muestra representativa del océano.

Vista aérea desde el risco.

   Decidí bajar donde estaba el jolgorio, algunos muchachos del grupo ya estaban disfrutando del pozo, la algarabía estuvo de sobra, @eukarysgl se ubicó en una zona levemente alta y que ya había visto con cierta desconfianza en una foto del viaje anterior por el riesgo que representa: inclinación moderada, roca lisa y cubierta por musgos pequeños, la humedad complementa el tobogán del susto pero es solo una hipótesis y no soy dramático, soy realista y pésimo nadador (próximo nivel a desbloquear).

   Entonces, bajé el pequeño risco y un pana me indicó donde colocar los pies para bajar, los que sufren de vértigo pueden asustarse o incluso lastimarse al resbalar tratando de bajar (mi bolsa de desperdicios colectados se cayó de mi bolsillo, por suerte estaba amarrada y se la llevó la corriente, llamé al capitán de ruta que estaba en la parte baja del pozo y le hice señas que hiciera el favor de recoger la bolsa y así fue), atravesé el cauce del río, saludando y bromeando a los presentes hasta llegar al punto donde estaban las cosas de mi amiga, transcurrieron unos minutos, hice algunas fotos y de pronto en el agua hacia la derecha vi unas formas pegadas en la roca bajo el agua, con la cámara hice zoom y logre ver unos “corronchos”…

   Guardé el equipo fotográfico y opté por la cámara deportiva, y fui descendiendo con sumo cuidado ya que la combinación de agua, roca y musgos húmedos no es muy buena que se diga para un mal nadador como yo, cuando me acerco logro identificar las formas en la roca bajo el agua, se trataban de renacuajos de la Rana paradoja / Pseudis paradoxa, este anfibio tiene una peculiaridad, es decir, se trata de una ranita que mide unos 7 cm aproximadamente y el renacuajo mide unos 25 cm de longitud puede ser confundido con algún pez, de ahí su nombre común.

Un banco de peces que no le teme a las personas.

   Mientras estaba fascinado mirando los renacuajos… ¡Desastre! Me resbalé y directo al agua, a pesar de no haberme lastimado, logré pararme en una parte de la roca, la cual estaba como jabón azul en remojo (confirmando mi hipótesis anterior elevándola a teoría) entre el susto y adrenalina hice algunos videos bajo el agua aprovechando la cercanía de los peces, me fui bordeando hasta salir donde una muchacha me pidió que la ayudara acercarse al tronco sumergido porque no sabe nadar (no me j…) aproveché la oportunidad, regresé a buscar donde estaban mis cosas y decidí bajar.

Para quienes preguntan si es profundo...

   Luego de subir el pequeño risco con ayuda para ayudar a una muchacha a bajar tocaba cruzar el “puente” habían amarrado una cuerda como soporte, sin embargo una muchacha subiendo resbaló y se golpeó, sus amigos estaban ahí ayudándola, mientras esperaba el momento adecuado di un paso y ¡Pum! El dedo gordo del pie derecho sintió atracción magnética con el tronco, esperé un par de minutos aguantando el dolorcito hasta que bajé apoyado con la cuerda y con ayuda de uno de los amigos de la muchacha que se encontraba riéndose de los nervios causados por el resbalón.

   Ya en tierra firme, me senté a conversar con los muchachos, hacer una que otra foto, comer algo y esperar la luz verde para iniciar el retorno, pasaron varios minutos, el grupo que estaba arriba comenzó a bajar y arreglarse mientras otros estaban comiendo, así que me coloque mis botas y arrancó el retorno, hice algunas fotos, me di un baño refrescante en el 1er paso de río y a disfrutar del ascenso hasta la curva de los helados.

Los polinizadores trabajan sin descanso.

   Ya en el punto de descanso, compré un par de helados refrescantes de parchita, descanse un par de minutos y arrancamos, poco a poco hasta llegar a la entrada del sendero donde degusté otro par de helados, esta vez de Tamarindo muy buenos (los favoritos desde el primer viaje).

No podía faltar el helado de Tamarindo para no perder la costumbre.

   Poco a poco fueron llegando los integrantes del grupo, la risa y camaradería siempre estuvo presente, una vez que llegaron todos, se hizo chequeo de la lista y el bus arrancó hacia nuestra ciudad de origen Maracay, aunque el bus partió desde Villa de Cura, población ubicada al sur del estado Aragua.

   Llegando a Maracay, nos recibió una fuerte lluvia nocturna, nos tocó caminar a buscar las bicicletas en la casa de mi abuela, para suerte, no había electricidad, mis tíos nos recibieron en penumbra a la luz de las velas, nos dieron una taza de café y justo cuando estábamos por regresar a nuestros hogares, llegó la electricidad, iniciamos el retorno bajo una leve llovizna, sorteando los huecos bajo el agua, atravesamos el centro de Maracay donde nos separamos y cada quien llegó a su destino, tenía pensado registrar fotográficamente el eclipse lunar, sin embargo me fui adormir porque estaba nublado lloviznando.  

Pd: Agradezco a la @lamanadaunete por su aceptación camaradería, risas y compartir por la receptividad y exitosa organización de la excursión, espero poder acompañarlos en la próxima actividad. 


Profesor de Biología, naturalista, aprendiz de Fotografía y Zoología con énfasis en la Diversidad Biológica Venezolana.