Muchas personas tienen la tradición o
costumbre de ir a la playa en año nuevo bajo el concepto de “librarse” de
energías negativas con el agua del mar, sin embargo, en mi caso, no soy muy
creyente de estas cosas, pero respeto los criterios de cada persona. Como dice
una canción” Año nuevo, vida nueva” y lo que sea yo optaría por decir: “viaje
nuevo” al inicio del año, esta vez se trató de un Full Day a la Bahía de Cata,
pero esta vez con motivos vacacionales ya que la vez anterior fue por motivos
laborales.
Durante la noche del fin de año y toda esa temática, me acosté a dormir temprano ya que el viaje estaba pago por adelantado y saldría muy temprano a eso de las 5:30-6:00 am del 1ero de enero de 2023 para disfrutar en su totalidad de las bondades paradisiacas del Mar Caribe: viento, biodiversidad, el oleaje y no menos importante cierta tranquilidad en las sombras de unas palmeras y no menos importante la compañía de Biomavoelger y algunos amigos de ruta.
La alarma sonó a las 4:00 am, sin embargo,
aún había música y vecinos celebrando la llegada del año nuevo de manera
discreta, mi compañera de viaje y yo comenzamos a organizar las cosas que llevaríamos
entre alimentos, ropa y los teléfonos celulares cargados en su totalidad sin
olvidar el trípode pequeño, los forros antihumedad para los teléfonos y las
cámaras deportiva y compacta respectivamente para “documentar” una parte del
viaje. Una vez que arreglamos todo, nos dirigimos al punto de encuentro donde
nuestra llegada coincidió con la del bus, luego de los saludos y deseos de año
nuevo a nuestra amiga Brenyela (CEO de Turismo Mochilero), abordamos el
transporte para dar inicio a la actividad, el transporte pasó buscando a otras
personas antes de iniciar el recorrido en la carretera El Limón – Ocumare de la
Costa, la cual atraviesa el Parque Nacional Henri Pittier.
Como de costumbre, el transito estuvo muy
movido hasta llegar a nuestro destino a las 9:00 am ya estábamos instalándonos
en el punto donde pasaremos el día, alquilamos un toldo con algunos compañeros
del viaje, dejamos parte del equipaje con ellos y comenzamos a realizar una
caminata por toda la orilla de la playa, aún a esa hora la cantidad de personas
eran pocas en comparación a otros años por la fecha, mientras caminábamos hacia
la desembocadura del rio Cata, logramos observar algunas aves playeras como el águila pescadora, pelicano y
tijereta de mar. Al llegar a la desembocadura del rio el agua se encontraba
tranquila y tenue así que aprovechamos para hacer algunas fotografías del
lugar.
Seguimos el recorrido regresando hacia el muelle-malecón, ya para esa zona y hora la playa se encontraba mucho más poblada y se dificultaba un poco caminar por la orilla, ya que había muchas personas caminando y en los toldos disfrutando del lugar.
Al llegar al malecón observamos a varios niños lanzándose al mar como si no existiera miedo alguno, gozando de cada clavado que hacia su compañero a orillas de rocas y arrecifes de corales, los cuales daban una tonalidad diferentes colores a la orilla del malecón, disfrutamos del lugar, tomamos algunas fotos y videos, observamos el gran tamaño de la bahía de Cata desde ese punto y luego decidimos irnos, sin embargo nos detuvimos un momento ya que algunos visitantes con sus motos comenzaron a realizar piruetas dentro del malecón.
Ya eran las 11:00 para esta hora la playa se
estaba poblando un poco más, por lo tanto, decidimos regresarnos por la
vía principal, en cuanto llegamos nuestros compañeros nos pidieron relevo con
los equipajes y ellos salieron a disfrutar un poco de la bahía, mientras tanto
nos turnamos para aprovechar bañarnos en la playa y relajarnos debajo de las
palmeras donde se ubicaba nuestro toldo. El agua estaba tranquila, su oleaje
era seguido pero suave, las aguas cristalinas y la temperatura un poco fría
pero soportable tenía todas las características para ser disfrutada, mientras
nos bañábamos probamos los forros acuáticos, realizamos varias fotos y videos
donde saludamos a una amiga y grabamos algunas olas que en más de un caso nos
´´revolcó´´ como decimos coloquialmente, mientras disfrutábamos del oleaje observamos un pez
que peleaba contra la corriente por cada ola que lo arrastraba hacia la orilla,
sin embargo, de momento a otro no lo vimos más.
Por otra parte, es importante resalta que al viaje se nos unió un gran amigo que realizó su viaje a la bahía de Cata en su bicicleta, con el cual también compartimos mucho y como de costumbre tuvimos conversaciones amenas, entre todo el grupo de viaje nos tomamos algunas fotos para el recuerdo de tan grata experiencia.
Ya finalizaba la tarde cuando comenzamos a arreglarnos ya que a las 4:00 pm salía nuestro autobús, sin embargo, luego de estar listos nos informan que saldríamos un poco más tarde ya que había mucho tránsito de vehículos, lo cual nos dio tiempo de relajarnos un poco más observando la playa y la gente caminar, sentir la brisa fresca típica de una tarde en la playa.
Ya eran las 5:00 pm, nuevamente nos reunimos en el punto
de encuentro con nuestros compañeros de viaje y procedimos a abordar el mismo
autobús que nos llevó, algo que considero que es beneficioso a la hora de
viajar ya que no debes de buscar un autobús en el terminal y hacer colas
interminables para poder regresar, en el camino hubo mucha neblina y frio era
de esperar ya que estábamos atravesando la selva nublada del Parque Nacional
Henri Pittier, el regreso como siempre se hizo más corto que el viaje de ida,
llegamos a nuestra parada a las 7:00 pm.
Del viaje puedo decir que fue toda una gran experiencia,
la bahía de Cata superó mis expectativas, es una playa que me gustaría visitar
nuevamente y la recomiendo si en algún momento tienen la oportunidad de visitar
las playas del estado Aragua.
Texto y fotos © Biomavoelger