Trekking y Herping en la cuenca del río Güey.

    Ya tenía años escuchando el nombre de uno de los pozos más “famosos” dentro de la cuenca, para ser sincero, desde mis inicios en los scouts en 1996, a medida que pasaron los años, ese nombre se escuchaba con relativa frecuencia en tertulias de los scouters en sus vivencias de tropa o clan, así transcurrieron los años en mi vida scout y profesional hasta la actualidad, hasta que recientemente, llegué a la base del sendero en una ruta de bicicleta un par de veces, sin embargo y para ser honesto, no tuve esa chispa de curiosidad, de hecho, era la misma actitud indiferente que sentí desde la infancia, desde luego, esto es solo el contexto histórico.

   Una amiga me hizo la invitación a la actividad unos días antes, por ende y como ya es costumbre, esperar hasta el día pautado en mi planificación, la Bioalarma sonó a tempranas horas, una Paraulata ojo de candil comenzó el día con su parsimonia. Previamente y por acuerdo con unos amigos, los esperé temprano para esperarlos, pues venían en bicicleta, luego de los saludos fuimos al punto de reunión donde nos encontraríamos con el resto del grupo, por casualidad ya siendo amigos conocidos, ya que hemos coincidido en otro tipo de actividades al aire libre y un reencuentro con un hermano scout de la “vieja escuela”, dando inicio a la primera parte del recorrido hasta llegar a la base del pozo y tomar el sendero para el ascenso.

   Durante el trayecto, los compañeros se detuvieron a saludar unos amigos que viven cerca de la base de la montaña, estuvimos ahí unos minutos, al continuar tuve la oportunidad de ver unos pichones de Alcaraván cuyos padres estaban alertados por nuestra presencia, en cierta forma causó gracia al grupo, ya que al reunirse la familia de aves, los adultos continuaban vocalizando, lo que se interpretó como un regaño hacia los pichones.

   Continuamos el recorrido, para atravesar un pastizal siguiendo el camino ya marcado con anterioridad, a modo de broma pregunté: ¿En qué momento salen los velociraptors? O ¿Cuándo salen los Yautja? Haciendo referencia a las películas Jurassic Park y Depredador respectivamente. Así continuamos el sendero, haciendo pausas para esperar al resto del grupo, durante ese trayecto iba identificando algunas especies de aves por su canto y observando otras, lo mismo que las lagartijas que huían buscando refugio, desde luego para tomar nota en la libreta de campo posteriormente.

    Llegamos a la base de la montaña, al pie de monte, la caída de agua se hacía notar, esta vez el cauce del río era mayor al compararle con la última vez que estuve ahí en la rodada de la Bicicleta, ahí nos hidratamos, algunos comieron, un par de fotos grupales para luego iniciar el ascenso, de hecho ya había personas en el lugar y otras venían llegando, pues el destino era el mismo. Así comenzó la segunda parte del trayecto, el ascenso por la escalera, una escalera de metal fijada en la roca por la que hay que subir para posteriormente seguir el sendero.

   Al culminar el ascenso por la escalera hay un pequeño “anfiteatro” –si es que el termino aplica- donde hay una roca que sirve para sentarse y apreciarse una vista reducida del valle y un pequeño dique hacia la izquierda, el sendero se divide en dos, tomamos el de la izquierda que es el indicado, el de la derecha es un poco más exigente, unos metros más adelante y ascendiendo llegamos al primer “point” donde hay que bajar, de frente o bordeando el camino a través de grietas en la roca y apoyado por un trozo de mecate/soga que deja mucho que desear, pude notar como algunos jóvenes lo hacían sin dificultad saltando producto de la adrenalina, la inexperiencia, -todos pasamos por esa etapa-, ahí está el primer pozo.

   Luego de apreciar el pozo, continuamos el recorrido, esta vez por la roca inclinada que se sumerge en el agua para llegar a otro trozo de cuerda deteriorado por la intemperie y uso para subir parte de la roca y seguir el sendero, caminando sobre rocas, vegetación baja y por supuesto, atento a la biodiversidad para ir tomando los datos, de pronto, llegamos a una mini cascada, donde los muchachos hicieron una pausa para tomar fotos, darse su “bañito” y continuar.

   Continuamos el recorrido hasta llegar al segundo pozo, el cual tiene relativa profundidad y se presentan tres alternativas: 1) Caminar por el borde de la roca a la derecha del pozo con posibilidad de resbalar si vienes con los zapatos húmedos; 2) Cruzar el pozo con el agua al pecho/cuello (esto depende del nivel del agua y la estatura) y con el bolso en las manos y 3) Pedir a un compañero que cruce con tu bolso y nadar a través del pozo para llegar al otro lado, en mi caso, decidí por la segunda opción caminando lo más cercano a la roca o sobre ella. 

   Seguimos el sendero, esta vez caminando por el lado izquierdo del cauce del río, hasta llegar al tercer pozo que también se veía relativamente profundo, como ya tenía los zapatos húmedos, decidí caminar un poco más y hacer una foto, al fondo del pozo había una pequeña cascada, a mi lado derecho no se apreciaba el fondo, quizá había un metro de profundidad, desde luego, solo es una apreciación.

   Luego de unas fotos al pozo anterior, el recorrido seguía, entre agua y rocas llegamos al “tobogán” pues es el nombre que pensé para ese paso, el tobogán es una roca inclinada, en su base tiene otra roca en forma de cuadro como un tope, esta roca es complicada para subir de pie tranquilamente, en mi caso subí prácticamente arrastrándome, pues entre la humedad de mis zapados opté por hacerlo de esa manera hasta encontrarme con excremento fresco o quizá de la noche anterior de monos aulladores o araguatos (Alouatta senectus), por ende, mi pantalón verde adoptó un color camuflado aunado al aroma (risas) pues es parte de la aventura, uno de los muchachos que venía detrás de mi alzó la vista y observó una pequeña familia de estos monos y por supuesto el registro para la libreta de campo y una foto pobre hecha con el teléfono. En este sentido, decidimos usar una cuerda para ayudar al resto del grupo a subir.

   Estuvimos varios minutos apreciando al grupo de primates para posteriormente continuar, el sendero como tal se “pierde” y hay que subir a través del cauce del rio hasta llegar a un pozo de forma rectangular al que llaman la cuevita, pues hay una pequeña cavidad rectangular formada por las rocas por donde sale el agua, tuvimos que bordear por las grietas de la roca del lado izquierdo (esas grietas contienen agua y pueden ser trampas de caída para serpientes o incluso puedes doblarte el pie si resbalas dentro de ellas por evitar caer al pozo).

   Unos metros más adelante, está el “muro” una formación rocosa inclinada con grietas y pequeños bordes donde “en teoría” puedes subir y sujetarte, algunos de los que conocían la ruta subieron sin complicaciones, en mi caso esperé mi turno mientras observaba el ascenso de los demás mientras pensaba en ¿cómo sería descender por ahí? una cuerda es necesaria, quizá usted apreciado lector conozca la ruta y piense que eso es pan comido, sin embargo, hay que tener en cuenta el factor de riesgo y plan de contingencia en cualquier tipo de actividad al aire libre independientemente del lugar donde estemos, recuerda que no estamos exentos de un accidente incluyendo en nuestro hogar.

   Continuamos el recorrido, sorteando obstáculos, rocas y trepando por algunas raíces, hasta llegar a otro pozo, un poco más ancho que los anteriores, sin rocas en el fondo y con una profundidad de 1.5 o 1.7 metros según mis cálculos y tomando como referencia la estatura de algunas muchachas que se dieron un chapuzón con la caída de agua en medio de 2 rocas gigantes, un pequeño sendero al lado derecho y posteriormente escalar entre raíces nos ayudó a sortear el pozo.

   Alargamos la caminata, el dosel del bosque se amplió un poco, sobre una roca encontré restos de una serpiente muerta, lo cual resultó complicado identificar, solo pude notar algunas vertebras y restos de escamas ventrales sin manchas, infiero que se trababa de algún Colúbrido adulto. Seguimos caminando y conseguimos otro “tobogán” (recordemos que es primera vez hago esa ruta por eso uso nombres comunes en ciertos puntos del recorrido) esta vez el curso de agua descendía por el formando una S, detrás de la S, hay un pozo poco ancho pero con 2 metros de profundidad o más, por lo que caer ahí sin saber nadar no es buena opción, nos detuvimos ahí, hicimos algunas fotos/vídeos y continuamos.

  Faltaban pocos metros para llegar al famoso pozo del diablo, sorteamos unas rocas, y al divisar a otras personas sobre las rocas y en posición friolenta: de pie, con las manos en el pecho, inferí que habíamos llegado y así fue. Luego de saltar y buscar un espacio pude llegar a ver el pozo famoso, lo cual no me causó mayor impresión al ser comparado con los anteriores, de hecho es angosto su atractivo si es que el termino aplica se basa en su profundidad, del resto nada impresionante para mí (nuevamente la sensación de indiferencia de otrora apareció) muchas personas y poco espacio lo convierten en una opción descartable para mis gustos.

   Luego de hacer algunas fotos y conversar con las personas comencé a vigilar la nubosidad, conversando con algunos compañeros de trekking mientras otros se dieron su chapuzón, aproveche para comer algo, tomar agua y seguir mirando las nubes hasta que una tenue llovizna comenzó, de inmediato le dije a los que estaban cerca: NOS VAMOS, algunos ignoraron mi comentario, otros siguieron en el agua, tomé mis cosas y abandoné el lugar, esperé unos minutos mientras se organizaban y la lluvia tenue seguía…

   El descenso, fue más lento que el ascenso (tardamos 5 horas aproximadamente en llegar, ya que subimos con personas sin experiencia) la llovizna se hizo más fuerte, de pronto todos venían bajando, los otros grupos de personas nos adelantaron, la última vez que los vi fue en el tobogán con el curso de agua en forma de S. A pesar de la llovizna, ahora miraba el cauce del río, esperando la turbidez que indicaba una crecida y aun estábamos muy lejos (Nota: NO subestimes al río bajo la lluvia, vigila la nubosidad y color del agua). En este punto no hice fotos, ni vídeos, al contrario, estaba marcando el paso a los compañeros y atento ante el encuentro con serpientes. El muro lo bajamos con apoyo de cuerda, bajo la llovizna y sin problemas.

   La lluvia se acentuó un poco más, por ende el recorrido se hizo más lento, por suerte, solo fue una nube pasajera, por ende el nivel de adrenalina estaba alto, así fuimos realizando el descenso, guiando a otros compañeros por donde bajar o caminar hasta cruzar el pozo con el agua al cuello, había aumentado el nivel, ahí estaban unas personas disfrutando de la llovizna, escuchando música e indiferentes al clima.

   Ya en la parte baja de la escalera, nos organizamos nuevamente para retornar a casa, en el trayecto fuimos a buscar unas frutas y despedirnos de los amigos que viven cerca donde nos dieron aprobar un fruto llamado “Yaca” similar a una guanábana gigante con sabor dulce, posteriormente realizamos la caminata y nos despedimos hasta la próxima ruta.

   Por motivos laborales y académicos, tuve la oportunidad de ir a conocer la ruta hasta llegar al famoso “pozo del diablo” en compañía de varios amigos senderistas que conocían la ruta, mi objetivo fue evaluar la posibilidad de muestrear e inventariar a través del relevamiento por encuentro visual, las especies de anfibios y reptiles, desde luego sin descartar otras especies de animales y vegetales que forman parte de la biodiversidad presente en la cuenca.  

Notas finales:

   La naciente del pozo se ubica entre el Pico la Mesa y el Cerro Chimborazo, ambas formaciones rocosas superan los 2000 metros de altura, pertenecientes a la rama litoral de la cordillera de la costa. Desde su nacimiento, confluyen varias quebradas que, cerca del piedemonte el Pozo del diablo, desde donde continúa hasta pasar por la ciudad de Maracay y finalmente desembocar en el lago de Valencia.

   La capacidad de carga de los pozos no ha sido calculada, no hay vías de escape o refugios temporales en caso de crecida del cauce del río.

   El recorrido una actividad extrema no solo por la presencia de fauna venenosa sino también por el riesgo a resbalar, esguinces, fracturas, etc., así como también para los que padecen de vértigo que también puede surgir.

   La extracción de un lesionado en esa zona es compleja sino se tiene el conocimiento necesario para tal fin.

   No subestimar las condiciones climatológicas ni cauce del río.

   Seguir las recomendaciones y dejar de hacerse el valiente o experto, a veces el sentido común e instinto de supervivencia prevalece.

   La basura y desechos inorgánicos no suben solos, peros sus acompañantes bajan sin ellos.

Profesor de Biología, naturalista, aprendiz de Fotografía y Zoología con énfasis en la Diversidad Biológica Venezolana.